La Amenaza de los Cárteles de Droga en la Selva de Costa Rica

La Amenaza Silenciosa en la Selva Costarricense

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Antes de aventurarse en la densa selva tropical, Christian Puchi, un experimentado guarda forestal, se aseguró de que su machete estuviera firmemente asegurado a su cadera y que sus compañeros estuvieran bien rociados con repelente de insectos. Subieron a un bote y comenzaron a navegar entre la multitud de turistas que ya disfrutaban del esplendor de la naturaleza desde el agua. Los visitantes, con binoculares en mano, buscaban ansiosos vislumbrar las famosas tortugas de Costa Rica, mientras que Puchi y su equipo solo deseaban regresar a salvo de su misión.

Enfrentándose a ranas venenosas, serpientes mortales y cocodrilos, estos guardas forestales son valientes, pero se sienten superados por una amenaza mucho más insidiosa: los violentos cárteles de la droga. Con un equipo escaso y recursos limitados, luchan contra un enemigo que ha comenzado a invadir las áreas protegidas, transformándolas en sus escondites y centros de operaciones.

Puchi, de 49 años y con más de dos décadas de experiencia en la conservación, compartió que su enfoque solía estar en la protección de la biodiversidad, buscando huellas de jaguares o nidos de tortugas. Sin embargo, en la actualidad, los parques nacionales como el que él cuida se han convertido en objetivos de los narcotraficantes, poniendo en peligro tanto la fauna como el trabajo de conservación.

Costa Rica, a menudo considerada un paraíso tropical y uno de los destinos más idóneos de la región, había logrado esquivar durante mucho tiempo el embate de los cárteles que han asolado otras partes de América Latina. Su famoso lema nacional, “pura vida”, ha atraído a lo largo de los años a parejas de luna de miel, participantes en retiros de yoga y entusiastas de la observación de aves. Sin embargo, esta paz está siendo amenazada por una realidad que pocos se atreven a reconocer.