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La Evolución de Enrique y Meghan: De la Realeza a la Innovación Social
Descubre cómo Enrique y Meghan transformaron su vida de la realeza a líderes en innovación social. Un viaje inspirador que desafía las convenciones y promueve el cambio positivo en el mundo. ¡Conoce su historia!
La Transformación de Enrique y Meghan en California
Desde su mudanza de Londres a California, la vida de Enrique y Meghan, el duque y la duquesa de Sussex, ha experimentado una notable evolución. Esta pareja ha desmantelado la percepción de unidad dentro de la familia Windsor, dando la bienvenida a su segundo hijo y abriéndose de manera sincera en una entrevista con Oprah Winfrey. Además, han participado en un documental que narra su historia, convirtiéndose en protagonistas de numerosos titulares en tabloides.
Dependiendo de la perspectiva, algunos los ven como defensores de la lucha contra una élite racista y exclusivista, mientras que otros los consideran oportunistas en busca de su propio beneficio. A pesar de las controversias, parece que la capacidad de Meghan para generar interés y movimiento en el mercado sigue siendo notablemente alta.
En 2020, Meghan tomó la decisión de invertir en sus pasiones, dirigiendo su atención hacia una cartera de empresas lideradas por mujeres. Su más reciente elección ha sido Cesta Collective, una marca que se especializa en la creación de bolsos de cesta, elaborados a mano por un colectivo de mujeres en Ruanda y finalizados en Italia. Meghan descubrió esta marca mientras navegaba por internet en busca de opciones únicas y auténticas.
“Dedico mucho tiempo a investigar marcas en Google”, compartió Meghan durante una llamada desde su hogar en Montecito, California, justo después de que ella y Enrique regresaran de una gira por Colombia. “Mientras que muchas personas utilizan internet para buscar información o entretenimiento, yo me enfoco en encontrar nuevos diseñadores excepcionales, especialmente aquellos que provienen de diferentes regiones del mundo”.
Los bolsos de Cesta Collective son una muestra del talento artesanal de un grupo de mujeres en Ruanda, quienes pueden tardar entre cuatro y siete días en tejer cada pieza. Esta dedicación y esfuerzo se reflejan en cada bolso, que no solo es un accesorio, sino también un símbolo de empoderamiento y resiliencia.